El pasado 3 de junio de 2024 falleció el téologo evangélico Jürgen Moltmann, nacido en 1926. Más allá de las reseñas biográficas y sobre su trayectoria teológica (al final del artículo hay algunas de ellas), a mi me interesa su perfil de profesor y, más concretamente, en el campo de la introducción a la teología, una de las antesalas de la propia Teología Fundamental. Hoy, en la universidad española, por su perfil dedicacional, los profesores se distribuyen, orgánica y vocacionalmente, en tres categorías, muchas veces totalmente incomunicadas entre sí: docentes, investigadores y gestores. Valga decir que, en las más de las veces, los mejores de todos ellos, son los que aúnan en su experiencia e intencionalidad la docencia y la investigación. Moltmann fue un creador teológico, un elaborador de teología. Así lo muestran sus dos grandes obras: Teología de la esperanza (1966) y El Dios crucificado (1972), ambas en el origen y el trasfondo de toda una línea teológica que asumirá la realidad histórica en su concreción social y cultural, para desembocar en corrientes y metodologías comprometidas con la transformación de las condiciones de la vida real de los opimisos: la teología política y la teología de la liberación. Sólo por esta influencia, Moltmann, formará parte de la historia de la teología contemporánea. Toda una lección para caminantes, el compromiso con el presente arraiga en la relidad de la vida entregada de Jesús y tiende hacia la plenitud de humanidad que dicha entrega anticipa e inspira. Escatología y Cristología anudadas para embridar con fuerza, la que dan la Encarnación y la esperanza que alentó a Jesús, una vida cristiana que se hace cargo del presente para empujarlo un trecho más hacia el reinado de Dios.
Y, sin embargo, en este homenaje al teólogo de la esperanza y la cruz, nos fijamos en una obra menor, pero no pequeña; secundaria pero no insignificante: ¿Qué es teología hoy? (1988; edición española en Sígueme, Salamanca 1992; traducción de Adolfo Oliveira). Se trata de la publicación de dos breves estudios sobre la teología del s. XX, con los que el autor, como reza el subtítulo, quiere hacer "dos contribuciones para su actualización".
En el primer ensayo, "El camino de la teología en el siglo XX", Moltmann realiza una concentrada, pero lograda sinopsis del camino que la teología moderna ha recorrido desde los retos heredados del s. XIX, cuyo mundo burgués quedaba liquidado por las guerras mundiales. De los rescoldos de esta época de revoluciones y reivindicación de libertades, la teología del s. XX hereda tres tareas que son tres contradicciones, las que plantean la economía liberal, el cientificism positivista y tecnocrático y las crisis y dificultades de las democracias. Y, asomándose al horizonte del futuro posible, apuntaba el autor, el camino pasaba por la deseseuropeización y universalidad del quehacer teológico. Tres líneas de problemas teológicos, con sus correspondientes concreciones en corrientes y autores, dan cuerpo a la visión de conjunto de la teología del siglo XX que Moltmann nos facilita:
- El cristianismo en una era secular: la relevancia. La ruptura de un mundo "cristiano" de una pieza (cristiandad) trasladó a la teología no pocas de las inquietudes e investigaciones de la ciencia y la sociedad autónomas de la tutela eclesial. Sobre todo, suponía la puesta entre paréntesis del inmediatismo en la presentación del dato de la fe como si el acceso a Dios y su verdad fuera algo dado y controlable por la teología. Aquí menciona Moltmann, como corrientes que intentan un enfoque contextual, la teología hermenéutica, la teología de la secularización y la teología de la liberación. Las tres tienen en común que parten de una mediación que sirva de puente entre la razón y la fe: la interpretación de los textos, el propio cuestionamiento de una sociedad emancipada o el análisis socio - político. Para concluir que, sea cual sea la mediación empleada, la teología que quiera corresponder a la sociedad y razón secularizadas deberá apostar decididamente por ser una teología de la libertad: libertad religiosa, fe libre, libertad de conciencia, libertad política y libertad de investigación para los propios teólogos.
- La afirmación de lo específicamente cristiano: la identidad. El reto que plantea para el cristianismo la ruptura de la identificación (o confusión) que carateriza al régimen de cristiandad plantea interrogantes que atraviesan la eclesiología, la cristología con la complementaridad de sus enfoques desde "arriba" (Barth, Rahner) y desde abajo (Hans Küng) y la relación de las Iglesias con el Antiguo Testamento con sus inevitables roces entre lo judío y lo cristiano, lo salvífico y lo histórico... Pero estas sacudidas en el edificio dogmático y misionero del cristianismo tienen en común un epicentro: la búsqueda de lo originario cristiano.
- La pluralidad y diversidad como riqueza: el ecumenismo. Otra decisión teológica de Moltmann, que ya se ha visto en juego a través del repaso que hace de la historia de la teología reciente, es la del ecumenismo. Opción que él defiende como una realidad, como un hecho, estamos en la "era ecuménica", pero que hoy le valoramos también como una arriesgada postura frente a las unilateralidades de las respectivas iglesias. Como él lo sabe bien, cita, por parte católica el papel a estos efectos del gran Congar. Y como parte de su propia valoración de la apuesta ecuménica, Moltmann apunta, de nuevo, hacia la superación del eurocentrismo. También reconoce que la dimensión ecuménica tiene un alcance global, supra - cristiano, una dimensión de entrada en la "era de la humanidad".
Y como prueba de esta apuesta por una clara inter relación de la teología con su propio tiempo histórico, concluía:
"Los derechos humanos y la paz con la naturaleza son los más urgentes temas políticos de la teología de fines del siglo XX" (p. 73)
En la segunda parte, "Las mediaciones modernas de la teología", la información sobre la historia contemporánea de la teología, adopta un enfoque propedéutico o metodológico: las preguntas y los modos de afrontarlas de las grandes corrientes teológicas del s. XX, que muestran también, los grandes interrogantes a los que ha intentado responder.
- La teología existencial (Bultmann).
- La teología trascendental (Rahner).
- La teología de la cultura (Tillich)
- La teología política y la modernidad incompleta.
Precisamente al final del apartado sobre la teología política y de la liberación, con la que se quiere responder a los problemas de una modernidad incompleta (la esperanza más allá del futuro programado, el problema del mal, la crisis ecológica y la praxis como criterio de verificación) formula su ideal de una teología para hoy y para un mañana mejor:
"La teología debe estar dispuesta a introducirse en las distintas y nuevas condiciones del mundo para transformarlo, por su parte, a favor de la paz, la justicia y la vida en el conjunto de la creación" (p. 139)
Pocas veces se dijo tanto de la historia reciente de la teología con tan pocas páginas (139). Un auténtico manual de introducción a la teología contemporánea que bien puede servir de pedagogo al que empieza estos estudios y de tónico al que a veces se cansa de verlos languidecer por la falta de frescura, por la parcialidad historicista de su identidad y lo epidérmico de su relevancia.
Juan José Tamayo: Jürgen Moltmann, el teólogo de la esperanza y del Dios crucificado (cfr. Religión Digital)
Juan Pablo Espinosa: Jürgen Moltamann. Un pasado con mirada de futuro (cfr. Religión Digital)
Francesco Strazzari: Jürgen Moltmann, una teología ecológica (cfr. Religión Digital)
Ricardo Mauti: Jürgen Moltmann, un teólogo en lucha con Dios (cfr. Religión Digital)
No hay comentarios:
Publicar un comentario