Pier Angelo Sequeri, teólogo y musicólogo
Puede que muchos no conozcan la personalidad teológica del autor del himno del Jubileo 2025: Pier Angelo Sequeri. Pero su contribución al evento jubilar como creador de la letra de su himno, da pie para presentarle en su condición de pensador y creador también en el campo de la teología. Es cierto que sus textos resultan a veces difíciles de comprender si no se emplea una lectura acompasada al ritmo de su pensamiento, más expansivo que discursivo, tendente a lo profundo más que a la mera divulgación y sumamente sugestivo, como lo son las palabras poéticas y espirituales.
En el himno del Jubileo, "Peregrinos de esperanza" los motivos teológicos de la práctica espiritual que siempre fue la peregrinación, se expresan tanto por los contenidos (la fe como confianza, la esperanza como atracción de la fe, Dios que nos cuida, Cristo camino universal) como por el uso cuidadoso de las formas plurales y las imágenes dinámicas (llama viva, camino, senda, encuentro), ambas confluyentes en cada estrofa en un vórtice de profundidad: seno, Dios tierno y paciente, el Espíritu que lo hace todo nuevo y Cristo camino en el que Dios se ha hecho hombre. Un buen ejemplo de que la buena teología siempre será una fiel acompañante de la práctica pastoral y la espiritualidad que le da sentidos y corazón, estética y emoción. No en vano, Pier Angelo Sequeri es autor de, entre otros títulos, de un tratado de teología fundamental sobre la fe como confianza (Teología fundamental, la idea de la fe. Sígueme); una reflexión sobre la fe ante la cultura postmoderna (Contra los ídolos postmodernos. Herder) y una preciosa y estimulante presentación de los sacramentos (Sacramentos signos de gracia. Itinerarios para descubrirlos. Narcea).
Desde el trasfondo místico que hay por debajo de toda experiencia de fe y de todas sus manifestaciones sensibles y espirituales, el himno del Jubileo compuesto por este teólogo comprometido con una teología atenta a los signos culturales de nuestro tiempo y destinada, como no podría ser de otra manera sin dejar de ser eclesial, a la animación del servicio pastoral y evangelizador nos recuerda los versos de san Juan de la Cruz, Llama de amor viva. Estos versos, como el poema de nuestro himno, se dirigen a Dios, que cual llama de amor viva nos hiere, eso sí: ¡suavemente!, en el más profundo centro. Una llama que es encuentro y que mora en nuestro seno, iluminándolo de su oscuridad, curándolo de su soledad. Si no fuera cierta la experiencia espiritual del poeta místico no sería tan fecunda su oferta de sentido e inspiración. Y si no fuera auténtica la sabiduría teológica del autor de esta letra, no podría sugerirnos los versos del santo poeta.
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