sábado, 23 de marzo de 2019

Adela Cortina doctora honoris causa por la Universidad Pontificia de Salamanca


Ya lo era por la Universidad de Deusto y el 22 de marzo del presente 2019, la filósofa Adela Cortina Orts ha recibido el doctorado honoris causa de la Universidad Pontificia de Salamanca. Nos hacemos eco de esta noticia por varias razones.
Por justicia, porque su obra filosófica es de calidad intelectual, pero también con un gran nivel de compromiso con la realidad social y la causa de los pobres, como lo demuestran algunas de sus obras:
  • Pobreza y libertad. Erradicar la pobreza desde el enfoque de Amartya Sen. Tecnos, 2009.
  • Justicia cordial, Madrid, Trotta, 2010
  • Aporofobia: el rechazo al pobre. Barcelona, Paidós, 2017
Por coherencia intelectual. Tanto la suya, como la que compartimos quienes estudiamos teología, pues su obra filosófica se ha dedicado sobre todo a la razón práctica, que es donde Kant situaba la pertinencia de las preguntas que la teología comparte con la filosofía: ¿Qué puedo creer?, ¿Qué me cabe esperar? La fe y la esperanza, sin embargo, aún a pesar del honroso hueco que les reconoció el gran filosofo de la ilustración, fueron desterradas de las aulas de filosofía por el pensamiento racionalista y su reducción analítica y empírica. Sin embargo, movida tanto por su fe cristiana como por su insobornable inteligencia, reforzada por el rigo que da un trabajo incansable, Adela Cortina mantuvo en el espacio de la reflexión ética el interés por aquellos ideales esenciales de la dignidad y la bondad que nos interesan tanto a creyentes como a los que no lo son.
Por amistad. En Valencia, Adela y su marido, tambien filósofo, también de gran altura y rigor intelectual, ayudaban de manera muy cercana a la JEC (Juventud Estudiante Católica) en la que militábamos entonces unos pocos estudiantes universitarios venidos de Murcia - Cartagena y Albacete. Su generosidad, hasta para dejarnos reunir en su casa y sufragar algunos viajes que debíamos hacer a Madrid, habla de la autenticidad existencial y moral de los planteamientos filosóficos de Adela y Jesús, y por esto, existen también razones biofráficas para vivir con afecto la gratitud y alegría por este reconocimiento.
Por su obra filosófica. Sobre todo en el campo de la ética, empezando por la difusión y profundización de las éticas dialógicas y siguiendo por sus aportaciones a una ética arraigada en los valores universales, y cristianos, de la dignidad de la persona y la justicia cordial, solidaria, la producción filosófica de Adela Cortina es, además de brillante, relevante, conectada con problemas sociales y culturales bien actuales. Pero, además, una obra que ha tenido que luchar para ser reconocida plentamente por los prejuicios sectarios que no son privativos de un solo espectro ideológico, sino, desgraciadamente, frecuentes en todas las orientaciones ideológicas. El hecho de ser cristiana no se lo ha puesto fácil, tal vez por eso los dos doctorados honoris causa pertenecen a universidadades católicas. A uno le da vergüenza pensar que ni el pensamiento universitario están libres de esa tendencia exluyente del otro.
Por todo ello y con un sano orgullo compartido, felicidades, Adela Cortina; felicidades Jesús Conill.

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