En el año 2016 publiqué un comentario de los evangelios del ciclo dominical C, Perseverancia y liberación. El itinerario de Lucas (Ciclo C) en la pequeña editorial que yo mismo dirijo, Las Diez Ciudades. La experiencia en la predicación como párroco y los años de profesor de teología me animaron a compartir una lectura continuada del evangelio de Lucas en el contexto celebrativo de la liturgia dominical. Estaba convencido de que la escucha fragmentaria de los evangelios en las misas no siempre permite seguir el itinerario que cada evangelista describe con su versión particular de la vida y mensaje de Jesús de Nazaret. Por eso, mi comentario de Lucas intentó subrayar, al hilo de cada texto de la selección que hace el leccionario litúrgico de su propio ciclo, un posible itinerario catequético y espiritual. En aquél caso, el de los evangelios del Ciclo C, el guion que me pareció más importante era el que desarrollaba la permanente relación que hace el Jesús de Lucas entre la llamada a la perseverancia orante, espiritual y contemplativa, por un lado, y por el otro, el no menos insistente motivo lucano de la misericordia liberadora de Dios como rasgo más distintivo de la misión de Cristo.
Ahora, y siguiendo de nuevo el calendario litúrgico, me atrevo a compartir con quienes quieran seguir esta sugerencia de lectura continuada de los evangelios dominicales los comentarios de los evangelios del Ciclo A, en su mayoría de Mateo. En esta ocasión, el motivo que sirve de hilo conductor es el de la relación que hace el apóstol publicano y evangelistas -dando por familiarmente buena la atribución a Mateo del primer evangelio- entre Jesús y la palabra comunicada por las Escrituras judías, por "la ley y los profetas". Una relación que es de cumplimiento en ambas direcciones: Jesús cumple la palabra y así le da cabal remate con una fidelidad creativa que no excluye la superación por la vía de su plena realización; y las Escrituras hallan cumplimiento, ven sus expectativas también plenamente satisfechas en la vida y predicación del maestro de Nazaret.
Junto a este argumento, expuesto por muchos blibistas y comentaristas de Mateo, también subraya esta lectura de Mateo que ahora presento, otra relación no menos significativa y, desde luego, sumamente actual en estos tiempos de exclusivismos nacionalistas, brotes xenófobos y recurrentes recaídas en el racismo y la intolereancia: la relación entre la raíz judía de Jesús y su mensaje con el alcance universal y supranacional de su intención. De este modo, la concreción de la palabra en la vida de Jesús, se hace universal a través de la historia local de Israel.
Cumplimiento y universalidad son, así pues, los dos arcos que sostienen esta amplia, acogedora y siempre estimulante intepretación de Jesús que nos propuso el evangelio atribuido a san Mateo y que nos acompañará en nuestras asambleas eucarísticas de este nuevo año litúrgico. Si Dios quiere, como no hay dos sin tres, habrá también un comentario de los evangelios del Ciclo A, lo cual nos dará la oportunidad de contrastar estas dos lecturas con las de su predecesor y directísimo inspirador, el evangelio según san Marcos.
El libro cuenta con una amable e inspirada introduccion del también sacerdote y amigo también, Antonio García Ramírez. Autor de otro libro de esta editorial, Dios es música. 10 canciones para hablar de Dios, Antonio García Ramírez hace una apretada síntesis de los rasgos históricos y teológico del evangelio de Mateo, que ahora yo le agradezco porque, además de muy bien escrita, tiene profundidad y, lo que es más difícil, amenidad.
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